jueves, 27 de julio de 2017

Entrevista a Lola P. Nieva

1 —¿Quién es Lola P. Nieva?
Es la mujer que un lobo sacó de mí, hace ya casi 4 años. Es el producto de un sueño que confiné durante casi toda mi vida en mi interior, más cómo una quimera que como una meta a alcanzar. Y aquí está ahora, llena de más sueños, de esperanzas, pero también con cicatrices, aprendizajes, caídas y experiencias únicas y enriquecedoras. Y dispuesta a compartir sus mundos, mientras las musas quieran y el cuerpo aguante.

2 —¿De dónde surge esta historia de amor ambientada en la Venezia del siglo XVII y en la actual?
Pues de la ciudad en sí. Hace ya muchos años la visité y rememorando el viaje en un álbum, su magia volvió a envolverme y el germen de la historia comenzó a surgir, vi a Alonza pasar por sus calles, a Alessia tomar un café en San Marcos, a cada personaje susurrándome su verdad, y me rendí a ellos.

 3—¿Cómo definiríais a tus personajes?
Con muchas aristas, secretos y capacidad de cambio, es justo esa evolución lo que los viste de realidad.


 4—¿Quién es Alonza?
Es la mujer que creo todas llevamos dentro cuando la vida nos aprieta demasiado las tuercas. Una mujer que se hace así misma, que se curte a golpes, que se cae pero se levanta infatigable, que se rebela contra su tiempo y que toma las riendas de su destino. Toda una luchadora.
5 —¿Quién es Lanzo?
Lanzo es la sensibilidad, la sabiduría, el sacrificio, el amor generoso e intemporal. La honestidad, la constancia y la pasión de un corazón que es capaz de soportarlo todo por la mujer que ama.

 6 —¿Quién es Alessia?
Alessia es la mujer que se redescubre a sí misma, es el despertar de un corazón dormido. Reservada, desconfiada, cerrada al amor, pero al mismo tiempo hambrienta de él. Es la mujer insegura de sí misma, que cuando cree cerradas sus puertas, se topa con la llave.

 7 —¿Quién es Luca?
Luca es un hombre misterioso, apasionado, seguro de sí mismo, lleno de secretos, que persigue la verdad que la vida le comenzó a mostrar desde muy joven. Que debe guiar a Alessia para encontrar la suya propia, quizá perdiéndose a sí mismo si es necesario.

 8 —En esta novela tienen mucho peso los secundarios. Sin duda, has sabido perfilar a Stephano y a Gina. ¿Qué puedes decirnos de ellos?
Stephano es el paradigma de la ambición, la rivalidad y el despecho, un peón importante en la trama. Gina es ambigüedad, misterio y confusión.
 9 —No es tu primera novela que leo y en muchas de ellas hay un elemento en común, ¿eres de las que creen en el Destino?
Obviamente sí, y es inevitable que lo refleje en mis novelas.

10 —¿Quiénes son tus referentes?
Para mí el gran maestro de la literatura es Ken Follet, pero también está Noah Gordon. En cuanto al género romántico, Julie Garwood y Johanna Lindsey, pero sobretodo las hermanas Brönte.

 11—¿En qué proyectos estás metida ahora?
En una novela también a dos tiempos con la que espero sorprender. Trama compleja, mucha aventura, e hilo conductor inédito.

12 —¿Alguna manía a la hora de escribir?
Es casi imprescindible escuchar música con los auriculares. Canciones buscadas expresamente para la novela en cuestión que almaceno en mi playlist de Spotify. La música es la llave a mis mundos.

 13 —¿Qué motivos darías a los lectores para que lean Meretrice?
Les diría que les ofrezco un viaje a un ciudad mágica llena de secretos, en dos épocas distintas enlazadas por el diario de una vida intensa, marcada por el destino y el coraje de una mujer que se rebeló contra su tiempo y supo forjar su propio destino.

Gracias de corazón por la entrevista, Anabel, todo un honor, y deseando que sea de vuestro agrado. Un afectuoso saludo a tus lectoras.

martes, 18 de julio de 2017

Perdón


Dos jóvenes se encuentran y se enamoran a primera vista. Él es un estudiante de Filosofía que impresiona profundamente a la chica por su elaborado discurso intelectual; parece el hombre perfecto. Se trasladan a un pequeño apartamento, y en los días, semanas y meses posteriores no ven a nadie más. Pero empiezan a surgir sentimientos de malestar en la pareja.Pequeños signos, pequeñas rarezas que sugieren que las cosas podrían no ser como parecen... Esta novela explora el lado más oscuro de la vida cotidiana, con un realismo que raya en lo oníricoy absurdo, y un lenguaje que atrae y sorprende al lector mediante el uso del humor negro.

Quizás haya que ser joven para amar con esa furia, con esa ansia que no deja sitio para nada más. Quizás haya que ser joven y estar absurdamente enamorado para hacer locuras, para que el resto del mundo importe un rábano, para consagrarse a la relación como un devoto. Sí, a veces los amores son así, igual de beneficiosos que de agotadores, igual de luminosos que de oscuros. Es lo que sería un amor-huracán. Y esto es lo que vamos a hablar hoy, de atracciones irresistibles y de encuentros mágicos en la novela Perdón, publicada por Nórdica Libros –en una edición muy sugerente- y escrita por la joven Ida Hegazi Hoyer en la que se narra el enamoramiento a primera vista de un chico y una chica, y su posterior traslado a vivir juntos (a un apartamento pequeño, de grandes ventanas) y a la evolución (o la involución) de esta relación. Y todo es la vez tierno y cruel, maravilloso y sobrecogedor. Hablemos del amor cuando se parece a una locura.
            Los protagonistas son jóvenes, cultos, tienen inquietudes y están dispuestos a amar sin ningún tipo de cortapisas. Es por eso que se dejan llevar, que levantan el freno de mano y siguen siempre adelante, no importa adónde se dirijan. Perdón es la historia de uno de esos amores que salen en la tele, con los que sueñan muchos, pero en la que se enseña también la otra parte: la del desgaste, la de olvidarse de uno mismo, la de convivir con el ansia, con la impaciencia, con el miedo. Ida Hegazi hace un retrato abrumador de una relación de pareja y, como buena narradora, consigue implicar al lector, como si fuéramos el mejor amigo de uno de ellos, como si fuéramos testigos de cómo ese amor rueda cuesta abajo, cada vez a mayor velocidad. La autora no dulcifica nada, no lo infantiliza ni lo mitifica: el amor es así, con sus grandes regalos y sus grandes robos. Cuando se quiere de esta forma, la cara B es también igual de intensa: la soledad, el miedo, la necesidad de saber que todo sigue igual que ayer. O la tristeza al comprobar que no se han cumplido las expectativas, que todo era más bonito antes de que sucediera. 
            Hace falta tener muy claras cuáles son las herramientas narrativas con las que cuentas para abordar un asunto tan complejo y sin una acción potente detrás. La novela narra la subida a la cumbre y la bajada al valle. No hay más, bueno, sí lo hay, pero no puedo contarlo. Es una historia narrada con lentitud, sin prisas, y con un estilo preciosista, que se fija en lo poético y es que tiene capítulos que pueden leerse casi como una poesía. La autora maneja con soltura la musicalidad y la extensión de las frases –y eso que lo estamos leyendo traducido con mucho tacto por Cristina Gómez-Baggethun-, pero notamos que hay vida debajo de las palabras. La narradora es una de las implicadas, la chica de esta pareja, que lo cuenta todo desde su visión, desde su falta de perspectiva, porque ¿qué es estar enamorado sino perder la perspectiva de las cosas? 
            Perdón es una novela sobre lo que suelen decir los enamorados con el paso del tiempo: perdón por no haberte amado más o mejor. Lo que tenemos aquí es un retrato enternecedor y afilado de una pareja joven para la que el amor, en un momento dado, deja de ser suficiente. Entonces, se cuela la decepción, la tristeza, la asfixia. Es una novela lenta –sus cimientos no están en la acción- porque es así como se van transformando los sentimientos, las relaciones. Y cuando uno ama de esa forma –tan desaforada, tan exagerada- a veces sólo queda un final. Uno igual de ansioso, igual de impaciente, igual de grande.
            Esta novela ha ganado el Premio de Literatura de la Unión Europea. 

lunes, 17 de julio de 2017

El hijo de todos


Dakota del Norte, verano de 1999. Landreaux Iron dispara a un ciervo en la linde de su propiedad pero, al acercarse, descubre que ha abatido al hijo de sus vecinos: Dusty Ravich, de cinco años de edad y mejor amigo de su propio hijo, LaRose. Las dos familias han estado siempre muy unidas y los niños prácticamente se han criado juntos. Landreaux, horrorizado ante lo sucedido, busca consejo en las visiones y ritos de sus antepasado indios, quienes le descubrirán una manera de reparar en parte el mal causado. Al día siguiente, junto con su esposa Emmaline, entregarán al pequeño a los desconsolados padres de Dusty: «Ahora nuestro hijo será vuestro hijo». LaRose se convierte así en la piedra angular que mantiene en pie a ambas familias, permitiendo que su dolor comience lentamente a remitir. Pero la súbita intervención de un extraño, vendrá a poner en peligro el frágil equilibrio alcanzado...

Igual que hay gente capaz de desestabilizarte con sólo una mirada, igual que hay canciones que consiguen emocionarte desde las primeras notas, este libro tiene la capacidad de meterse dentro –del corazón, de la mente- desde la sinopsis. Ésta es la historia de un padre cazador que, por equivocación, mata al hijo pequeño de sus mejores amigos y, como compensación, decide cederles el suyo, de la misma edad que el fallecido. Desde que la leí no pude dejar de pensar en esta posibilidad, en este mundo posible. Y así, con este turbador planteamiento, al lector sólo le queda arrodillarse y dejar que la autora, Louise Erdrich, despliegue su talento y nos cuente cómo es el escenario que imagina, cómo evolucionan las relaciones de los personajes y cuánto costará superar el duelo para ambas familias. Sí, El hijo de todos es una de las últimas –y más atrevidas- apuestas de Siruela, que aparece dentro de la colección Nuevos Tiempos y que viene precedida por las alabanzas de varios autores de peso, entre ellos Philip Roth, que está convencido, como yo, de que es una de las voces más interesantes, más perturbadoras, más inquietantes del panorama literario americano.
            La premisa puede parecen rocambolesca al principio, en frío, pero tiene todo el sentido cuando empiezas a conocer el ambiente en el que se desarrolla la historia. Estamos en una reserva de indios americanos donde los conceptos de honor, de dolor y de compensación de la tragedia tienen otros significados, más profundos, más espirituales. Y así, de esta forma, podemos llegar a entender que el niño pequeño, el superviviente, pase de una familia a otra para cubrir un vacío, para pedir perdón, para restablecer el equilibro. Este cambio, evidentemente, desestabiliza las dos casas –me desestabiliza incluso a mí sólo con pensarlo-, saca a la superficie tristezas antiguas y rencores vivos, abre heridas ya cicatrizadas y evidencia que vivir es más complicado de lo que ellos creían. Pero es necesario hablar de esto para defender el poder del amor, del consuelo y de la compasión. Y mientras tanto, la autora es capaz de contagiarnos ese clima de tensión, esa pena que llega de todos sitios y que acaba manchándote, de arriba abajo.
            Louise Erdrich, la autora, no tiene prisa. Sabe que su historia se cimenta en los detalles, en las cosas pequeñas, en aquello en lo que no nos fijaríamos si camináramos rápido. Su estilo es preciosista, tiende a lo poético, a veces a lo mágico. Esta mujer sabe construir las escenas, sabe dejar a sus personajes que hablen y sobre todo sabe tocar, de una forma extraña, las fibras sensibles del lector. Todos, cualquiera, podríamos sentirnos dentro de esa familia, de esos dolores. El ritmo, eso sí, es calmado: no se esperen grandes batallas, grandes episodios de acción o giros de tuerca. No va por aquí la historia. Así que, si sois lectores impacientes o que se aburren con facilidad, éste no es vuestro libro. El hijo de todos habla del día a día, de lo cotidiano y, además, nos sirve para adentrarnos en el mundo de estos indios que tuvieron que adaptarse a una nueva civilización, aun manteniendo sus creencias, donde hay hueco para la magia y para las fuerzas desconocidas de la Naturaleza.
            El hijo de todos es una excursión por un bosque inmenso –miras hacia arriba y no ves la luz del sol-, acompañado por un guía que apenas habla tu idioma. Por eso, le damos la mano a la autora y dejamos que ella nos cuente, que nos lleve por las páginas y nos enseñe a los personajes, que nos coloque ante paisajes humanos fascinantes. Y al final, vemos la salida, la luz, otra vez la realidad, pero sabemos que venimos diferentes, que este viaje nos ha cambiado de alguna forma. Esta novela tiene algo que se queda pegado a la piel, es quizás esa forma de narrar tan descarnada, o quizás el pudor y la curiosidad al ver a los personajes tan desnudos, tan vulnerables. Y ésta es la vida, la comunidad, la religiosidad, el intento desesperado por ser feliz. De una vez por todas. Y para siempre. 

La sonrisa de los peces de piedra


Al morir su abuelo, Jaime descubre que hay un secreto familiar que su madre ha guardado durante años. En el Madrid de los años 80, la época de la movida, la madre de Jaime vivió algo que nunca ha contado a su hijo. ¿Quién es en realidad el padre de Jaime? Solo a través de un cuaderno que va escribiendo su madre podrá conocer la verdad. Esta novela ganó la XIV edición del Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil.

 La literatura juvenil tiene cada vez menos miedo. Me refiero a que le cuesta menos explorar nuevos territorios, sacudirse ciertos corsés y hablar de la vida sin tantos remilgos. Los adolescentes, en esa tierra media que está entre la niñez y la adultez, deben conocer el mundo como es, sin falsos disfraces, sin tontos silencios. Y hoy les voy a hablar de una prueba: La sonrisa de los peces de piedra, el último premio Anaya de Narrativa Infantil y Juvenil, escrito por Rosa Huertas y editado, cómo no, por Anaya, donde conocemos a Jaime, el hijo de una madre soltera que quiere saber quién es su padre, que quiere conocer de una vez por todas sus orígenes. Empieza aquí una investigación que conecta el presente y los años ochenta, la época de la movida madrileña y de los primeros pasos de la Democracia, y que sirve para conocer cómo era su madre de joven, cuáles eran sus sueños y sus debilidades. Y así, aparecen las ausencias y el duelo, las drogas, la música y la fiesta, los secretos, los silencios y hasta las mentiras, un cóctel estimulante y colorido, ingredientes todos de la literatura y la realidad.
            La vida (afortunadamente) está llena de misterios, y mucho más para un adolescente que descubre, casi sin quererlo, que sus orígenes no son los que él pensaba: en una visita al cementerio tras la muerte de su abuelo, encuentra a su madre llorando frente a la tumba de un desconocido. Nuestro protagonista entiende que ese hombre, un tal Santiago, tiene algo que ver con él y empieza a recopilar pistas, a atar cabos, a llegar a conclusiones con la ayuda de la hija de este extraño, recién fallecido. Fíjense el escenario que se dibuja aquí: una muerte –la del abuelo-, una madre soltera y un hijo que entiende que no le han contado la verdad. Tan turbador como la vida misma. Este viaje literario –se hace corto porque se lee en una tarde– nos lleva, como ya anunciaba antes, hasta la movida madrileña de los años 80, ese movimiento artístico cultural que surgió después del Franquismo como una reivindicación de las libertades, de la luz y de la experimentación. Sí, era la época de Alaska, Tino Casal y un montón de grupos más, como Kaka Deluxe, los años en los que los hombres se vestían de mujeres y las mujeres de hombres, en los que no había etiquetas y Almodóvar empezaba a hacer sus películas. Y con todas las ganas de libertad, llegaron las drogas, el sida y otras enfermedades. Todo esto está en la historia como un escenario estimulante, como parte de la historia de nuestros padres y de la historia de España.
            No se asusten. Está todo contado con honestidad, sin excesos ni fealdades, con una dulzura que se agradece. La historia avanza a buen ritmo, con el misterio bien dosificado y los personajes perfectamente definidos. La prosa se presenta sobria y concisa, sin grandes alardes: todo está al servicio de la trama, de la intriga y la sorpresa, de que ningún lector se pierda con los saltos temporales. Y entre esta desazón hay páginas para el amor –cómo no-, para la música y para los poetas románticos, lo que ayuda a crear un retrato creíble y consistente de los adolescentes.
            La sonrisa de los peces de piedra es capaz de mirar a sus lectores jóvenes a los ojos y decirles: os voy a contar una historia sin tonterías, sin enmascarar y sin mareos. Gracias a todo esto, queda una novela madura y valiente, directa como una charla con alguien que ha decidido contarte la verdad, toda la verdad. Porque la literatura juvenil tiene también la misión de contar la vida, de prepararnos para la vida. Y nos encontramos con temas preciosos: las relaciones madres-hijos, la identidad y la empatía, las cosas que uno se calla por no hacer daño a los demás.

jueves, 13 de julio de 2017

Entrevista a Laura López Alfranca

1— ¿Quién es Laura López Alfranca?
Un ente maligno pesado, muy pesado, que trata de escribir cuando la vida real le deja un hueco y cuando no, también. Suelo vivir imaginando otros mundos, otras situaciones… Vamos, estoy en la parra una buena parte de mi día a día y cuando puedo, lo escribo para ordenar un poco mi cabeza.

2— ¿De dónde surge esta historia de amor ambientada en Estados Unidos de dos almas gemelas, dos espíritus libres?
Fue uno de estos años de transición del mundo editorial y empezaban a buscar más historias con corte romántico más claro (soy de fantasía) y al ver esto, puse morritos y dije: “Pongo a Dios por testigo que voy a escribir una romántica”
¿Melodramática yo? Naaa, imaginaciones vuestras.
Lo curioso es que no fue la primera novela romántica que escribí, pero las otras no habían salido tan bien como cabría esperar (aka no las acabé o las acabé malamente). Sierra y Eric llegaron en una buena época, en la que me obligaron a dar dos pasos hacia atrás y reflexionar a dónde quería llegar con la escritura, sí, pero también en el cómo. Había olvidado lo mucho que me divertía escribiendo, ansiosa por llegar a plazos, entregas, antologías…
Escoger una localización estadounidense fue por una de las manías que tengo de que, cuando comienzo a escribir en una temática nueva en novela, busco un punto en común con el lector que sea sencillo para dar unos pasitos. En este caso, pues Estados Unidos… Y luego los personajes llegaron sin saber cómo y allí se quedaron para amenizarme algunas clases y tardes.

3— ¿Cómo definiríais a tus personajes?
He tratado que fueran lo más realistas posibles y expresar sus emociones de acuerdo a quienes eran y cómo pensaban. En muchos aspectos son iguales, han sufrido socialmente a causa de las características de uno u otro (machismo y racismo), lo que hacen que se fijen o interioricen determinadas actitudes: Sierra ve a través de Leelah que ha sufrido en un matrimonio tóxico, aunque en apariencia no lo fuera, Eric suele referirse a sí mismo en sus narraciones como amerindio, algo que le causa mucho orgullo (su parte escocesa no la saca a relucir casi nada, pero porque físicamente no tiene mucho en común con su padre caucásico).

4— ¿Quién es Sierra?
Sierra es cabezona e impulsiva, en parte esto es mío, pero también tiene una necesidad de cerrar las cosas a cualquier coste que no comparto. Es luchadora, cariñosa, trata de aprender de sus errores y muy familiar. Ella se siente que le falta por madurar, se vuelve a ver como una chica de 18 años porque se da cuenta de que hay cosas que le ha faltado por vivir.

 5— ¿Quién es Eric?
Eric  le parece a Sierra en muchos puntos: familiar, cariñoso, cabezón, luchador… Claro que la vida le ha llevado por otros lados y ha tenido que aprender a aceptarse por sus raíces tan dispares y los problemas que ha sufrido por ello. Aunque tiene cabeza, tiende a perderla cuando tiene a Sierra cerca.

 6— En esta novela tienen mucho peso los secundarios. Yo me quedo con Elisa y Leelah, ¿qué puedes decirnos de ellas?
Cada miembro de la familia O’Byrne o Munroe tienen sus cosas, lo que sí es cierto es que, por circunstancias de la historia, Lee y Elisa son las que más peso llevan. Una porque es la niña mimada de la familia y la otra porque comparte casa con Sierra.
Leelah es una adolescente muy inteligente que ha crecido en un ambiente muy femenino y feminista. Ha aprendido que puede ser realmente como quiera, lo que quiera y siempre tendrá mucho apoyo. Lo que le sorprende es encontrarse con que quiere ser escritora y no sabe cómo. A esta inseguridad se le junta los problemas en su instituto derivados de hacer lo correcto, por lo que está pasando un momento muy duro y doloroso. Pero como su madre y sus tías, es alguien luchador, valiente y alegre, dispuesto a recuperarse y ser feliz. Aunque si se le pregunta, ella responderá que tiene una espinita clavada y es no haber conocido a su padre, aunque Eric la cuida como uno (o como debería haberle cuidado su único tío).
Elisa es como su hermana y su hija, pero lo que nadie sabe es que tiene un fondo muy romántico y tiene un punto optimista que nada le pega con su trabajo de agente de la ley, cualquiera lo diría con la cantidad de crímenes que ha tenido que investigar. Es cabal, lógica y protege a los suyos a toda costa, por eso le cuesta hablar del padre de Leelah.

7— ¿La relación que tiene Sierra con sus hermanas está basada en la relación que tienes con las tuyas?
Un poco mezcla con mis hermanas y mis amigas. Me llevo muchos años con mis hermanas (muchos más que Sierra con las suyas), por lo que algunas situaciones de las novelas no estaban tan a mi alcance. Aunque sí he visto cómo se relacionan entre ellas y mis amigas con sus hermanas y tras comprobar que no era tan diferente a algunas de mis amistades, me fue fácil trasladarlo.

8—¿Quiénes son tus referentes?
Si alguien me pregunta a quién me quiero parecer de mayor, lo tengo claro: Terry Pratchett, Neil Gaiman, Ursula Leguin y Diana Wynne-Jones.

9—¿En qué proyectos estás metida ahora?
En varios relatos para recuperar el ritmo de escritura y empezando la novela de Elisa, además de corregir algunas cosillas. Un poco de todo, como siempre ^_^.

10—¿Alguna manía a la hora de escribir?
Lo que me sorprende es no tenerlas todas. Me gusta escribir cuando nada de la vida real está a la espera (trabajos, comer, dormir…) y con música, a veces tardo más en buscar una canción que encaje en una escena que en la escena en sí, pero si la encuentro, la cosa va muy fluida.

11—¿Cómo fue el momento de enterarte de que habías ganado el premio?
Me quedé mirando la pantalla y le pregunté a la editora si no se había confundido (sigo sorprendida, la verdad). Luego recuerdo quedarme sin aliento y decírselo a mi madre y a Laura Morales, que me gritó que le debía tartas (apostamos tartas a que no ganaba y ella a que sí).

12 —¿Qué motivos darías a los lectores para que lean Vida en pausa?
Si os gusta el romance con un poco de todo: ternura, pasión, humor, algunos momentos de tensión… y cuyos personajes no están solos con su amor, sino que tienen su propia vida, sueños y más personas que les ayudan y quieren (o que les putean), no dudéis en echarle un ojo. O dos incluso si preferís leer con los dos.

Y si tras echárselos quieres comentar, charlar o curiosear sobre mi vida, siempre te puedes meter en mis redes sociales (face, twitter, un bar…).

¡Muchas gracias a Anabel por la entrevista y a ti por leerla ^_^!

lunes, 10 de julio de 2017

Vida en pausa, de Laura López Alfranca


SINOPSIS: Para Sierra O’Byrne la vida lleva muchos años en pausa. Tras un año y medio estancada en Nueva York tratando de revivir un matrimonio muerto, una vida sentimental deprimente e intentar recuperar su carrera de fotógrafa, vuelve a la casa familiar en Mirror Hills. Con su familia y sus amigos apoyándola a pesar de sus propios problemas, Sierra está dispuesta a comenzar de cero y, por qué no, Intentar conquistar a su primer amor: Eric Hemene Munroe.
Aunque los años e innumerables musas han pasado por su vida, Eric sigue teniendo a Sierra bien clavada en el alma. Por eso, cuando Sierra vuelve a casa, no dudará en intentar conquistarla por cuarta vez (si no se le dan mal los cálculos). Qué le va a hacer si es un romántico incurable que sigue enamorado de su mejor amiga.
A pesar de su vida pasada y la sociedad, el amor y la pasión se imponen a todos los problemas que les llegan gracias unos amigos y dos familias dispuestas a ayudar para que los sueños de ambos se hagan realidad.
Vida en pausa, de Laura López Alfranca es la novela ganadora del IV Premio Romántica Kiwi RA. No es la primera obra que leo de esta autora y lo primero que tengo que de Vida en pausa es que he visto una evolución que me ha sorprendido para bien. Y digo que me ha sorprendido porque a la autora la conocía en otros géneros y se mueve bien en la romántica adulta.

Ya desde el inicio de la novela advertimos que Eric y Sierra son almas gemelas. Sin embargo, él tiene que ver cómo el amor de su vida se casa con un hombre que sabe que no la va a hacer feliz y que no la va a entender como lo hace. Para Eric no hay ninguna mujer que le haga olvidar lo que siente por Sierra.

Sierra, tras más de once años casada con Robert, al fin es consciente de que su matrimonio no funciona, de que es una mujer que ha estado anulada por un hombre que no ha querido nunca ni ha hecho el esfuerzo por entender que es un alma libre.  Para encontrarse a sí misma, sus verdaderas raíces, vuelve de nuevo a la casa familiar, donde es bien recibida por sus cuatro hermanas, su sobrina y sus padres.

Sierra se da cuenta de cuáles son sus verdaderos sentimientos con respecto a Eric cuando regresa a casa. Aun así, ella intenta alargar el encuentro con su alma gemela. Por otra parte, Eric siempre ha sabido lo que siente por Sierra. El reencuentro es dulce, a la vez que apasionado. Hay dudas por ambas partes, pero sobre todo por parte de ella, que desea estar divorciada y ser una mujer independiente e ir a por todas con su relación con Eric.

Sierra es una mujer que no sabe quién es, que está buscando enmendar los errores del pasado y aunque suene un poco incongruente, vuelve a tropezar en la misma piedra que en el pasado. Es consciente de que es imperfecta, y por esto mismo me gusta encontrarme una protagonista de este tipo de vez en cuando. Sierra, es quizás, el personaje más humano de esta novela. Es cierto que en alguna ocasión no he entendido sus decisiones, pero esto es un fiel reflejo de las veces que nos equivocamos.

Vida en pausa es una novela tierna, con unos diálogos ágiles y que se lee con fluidez. Considero que esta obra, además de hablar de la historia de amor entre Sierra y Eric también vemos que es una novela de personajes. Porque aquí tienen mucho peso la relación que tiene Sierra con sus hermanas y con su sobrina y cómo todas son una piña. Si atacan a una atacan a todas y saltarán como lobas para defender a su clan.

Aunque es una lectura ligera, en esta novela también se hablará del racismo que sigue imperando en la sociedad, da igual que esté ambientada en Estados Unidos. Eric es mestizo y siente que no encaja en ninguna parte, ni en la tribu de su madre ni como descendiente de irlandés. También se hablará de otros temas, como el bullying en un momento de la novela. Sin embargo, si por algo me ha gustado esta historia es porque habla del maltrato psicológico, que es mucho más difícil de detectar que el físico.

Eso sí, algunos encuentros románticos los he visto un poco forzados. Quizás en esta novela me gustaban más la relación que surge entre ellos que los encuentros amorosos.

Solo me queda comentar que es una lectura fresca que se deja leer muy bien. A mí, desde luego, me ha dejado buen sabor de boca.

viernes, 7 de julio de 2017

Entrevista a Alenxandra Roma

 1.      —¿Quién es Alexandra Roma?
Alexandra Roma es una madrileña/ conquense a las puertas de los treinta años a la que le gusta comer cosas ricas (si es la tortilla de mi madre mejor), viajar allí donde puede, ver todas las series del mundo y enamorarse del protagonista (Damon de Crónicas vampíricas y Bellamy de Los 100 son su clara obsesión), leer y contar noticias como periodista y escribir historias de ficción que ella siente reales en su cabeza.

—¿De dónde surge esta historia de amor con tres protagonistas tan diferentes entre sí? ¿Qué crees que puede aportar?
La idea surgió tras un bloqueo creativo por el que estaba bastante desanimada y muy inaguantable (santa paciencia la del gallego de ojos azules que me soporta). Me di cuenta de que no me podía obsesionar, tenía que dejar de perseguir a las musas como una loca y esperar que la ilusión por unos personajes volviera. Lo hizo una noche en la que estaba en el sofá con mi gata viendo Los imprevistos del amor y me imaginé una escena entre los dos protagonistas masculinos y supe que tenía que contar esa historia. Tanto es así que me puse a escribir el prólogo del tirón hasta las tantas de la madrugada y terminé con un berrinche de campeonato porque sabía que estaban ahí, que me quedaban meses con ellos, que volvía la emoción contenida, que gracias a ellos recuperaba mi momento favorito del día al lado del ordenador tecleando.
No sé qué puede aportar. Supongo que para cada persona una cosa. Lo único que puedo decir es lo que ha significado para mí. Hasta que el viento te devuelva la sonrisa ha sido todo un reto, una montaña de emociones, sufrir, enfadarme, enamorarme, apreciar a la familia, a los amigos, a las personas… Ha sido sentir. Un sentimiento nuevo al que me volví adicta

3.      —¿Cómo definirías a tus personajes?
Soy una autora de personajes. Me meto en su mente y me acompañan día a día, hasta que les entiendo, hasta que imagino diálogos por el placer de hacerlo sin ponerlo en papel, hasta que asumo que tienen defectos, virtudes, grises, que son humanos. Y así es cómo les definiría, como reales.

4.      —¿Quién es April?
La gente ve a April como la típica rubia animadora y popular. Sin embargo, April es mucho más. April es la risa de cerdo. April es bailar hasta que el viento se enreda en sus manos. April es exprimir segundos. April es entrega. April es un corazón en el que entras para quedarte.

5.      —¿Quién es Sam?
Sam es el hermano mayor de la mejor amiga de April. Es una de esas personas buena por naturaleza que ayuda por el placer de poder hacerlo, de los que inspiran, de los que te invaden con su aura y te hacen recordar que, a pesar de que hoy llueve a mares, tarde o temprano saldrá el sol.

6.      —¿Quién es Sebastian?
Este personaje es el gran reto de la novela. A primera vista podría parecer que es el típico chico duro que hace que las chicas se derritan con un guiño de ojo, pero simplificarlo es un error. El físico o su personalidad arrolladora es lo menos importante. Lo que realmente merece la pena de conocerle es saber que se trata de una persona fiel, amigo de sus amigos y que, lejos de lo que parece, lo único que busca es que alguien apueste por él sin saber si va a ganar, que se metan en su piel y no le abandonen. 

7.      —¿Quiénes son tus referentes?
¡Tengo muchos! Me gusta leer novelas de distintos géneros y en cada uno de ellos tengo mis autores favoritos. También me gusta dejar que los libros me sorprendan y soy muy dada a leer historias de las que no tengo referencias por el placer de descubrir nuevas voces. Si tuviera que decir alguno sería J. K. Rowling por el hecho de que yo era una niña que pensaba que la lectura era “aburrida” hasta que me sumergí en su universo mágico y mi universo cambió para siempre.

8.      —¿En qué proyectos estás metida ahora?
Terminé una novela después de Hasta que el viento te devuelva la sonrisa que saldrá publicada en 2018. Entre sus páginas está Julien Meadow y él ha sido, es y será el mejor personaje de todos los que he creado, al menos para mí. Con él me vacié de un modo que me ha tenido medio año sin poder escribir. Con él descubrí que un personaje puede retorcer tus entrañas, colarse en tu corazón y dejarte una huella imborrable que te acompañará el resto de tus días.
 
9 . —¿Alguna manía a la hora de escribir?
Solo una. Necesito su canción. Una con la que me imagino la historia como si fuera un tráiler de una película con las escenas sucediéndose. Su banda sonora. Unas notas que me transporten a ellos.

10.      —¿Crees que es importante tratar el sexo en este género y que se debería normalizar?
Si la historia te lo pide sí. Existe. Es una realidad. No es algo malo de lo que avergonzarse. Normalizarlo es alejarlo de un tema tabú. Eso sí, hay que saber al público que te estás dirigiendo y, en este sentido, no vale cualquier cosa, hay que intentar que sea sano, que sume y no reste.

11.      —¿Qué motivos darías a los lectores para que lean Hasta que el viento te devuelva la sonrisa?
¿Te he dicho que soy pésima en marketing (Risas)? No sé qué argumentos dar para que lo lean. Lo único que puedo decir es que afirman que el lector experimenta y siente lo mismo que el escritor mientras lo creaba. Pues bien, esta novela me ha devuelto la ilusión por escribir y me ha regalado unos meses maravillosos que atesoro en el baúl de los recuerdos a los que alguna vez quieres volver.

¡Muchísimas gracias por concederme esta entrevista!

lunes, 3 de julio de 2017

Todo lo que no puedes ver, Joan Llensa


SINOPSIS: Todo lo que no puedes ver, es una escalofriante colección de historias que nos llevan al límite de lo que damos por real". Jorge Magano.
Hay quien dice que el verdadero terror es el que procede de nuestro interior. Y si bien es cierto que la sociedad ha evolucionado a pasos de gigante, no ha ocurrido lo mismo con nuestros temores más profundos.
Abrir la puerta a Todo lo que no puedes ver es adentrarse en un peligroso y oscuro mundo que nos aterra. 23 relatos cortos que te harán sentir inquietud en un marco muy variado. Un viaje a través de una atmósfera de suspense, que te llevará a replantearte la realidad tal y como la conoces.
Los vecinos de al lado, la inmortalidad, la venganza, la reencarnación, un secuestro, el maltrato... cada uno de estos temas se entrelazan con lo sobrenatural, lo místico y lo fantástico para hacerte dudar de aquello que das por sentado en tu vida cotidiana.
Joan Llensa no pretende asustar. Este joven autor llega dispuesto a mostrar aquello que se oculta a nuestros ojos, a sorprender al lector cruzando con él la delgada línea que separa la luz de la oscuridad/la realidad de lo misterioso. Tras cada una de las historias, descubrirás un mundo que no pensaste tener tan cerca y que no podrás apartar de tu mente aunque cierres el libro.
¿Te atreves a cruzar la línea?

Antes de empezar la reseña, y sin desmerecer el trabajo de este autor, me gustaría decir que no soy impresionable con las historias de fantasmas, presencias extrañas, zombis, extraterrestres, y demás seres sobrenaturales. No recuerdo una novela, película o serie de las llamadas de miedo con la que haya pasado un mal rato. Puede que me provoque un sobresalto, y a veces me sorprendo de estar viendo algo que supuestamente es de terror y que la gente se tape la cara.  A mí me provoca miedo todo lo que puede ser real, lo que puede hacer una persona a otra. Eso sí, todos sus relatos tienen un sabor agridulce. Aunque todos tengan un componente misterioso, todos son muy cotidianos. Estas pequeñas historias le podrían pasar a cualquiera.

Todo lo que no puedes ver es un libro de 23 relatos más un epílogo donde encontramos historias variadas con un nexo en común. Todas o casi todas transcurren en la zona de la Garrotxa, un lugar que parece conocer muy bien.

Los relatos son breves y muy ágiles. No se va por las ramas y va directamente al grano, sin meter paja, un detalle que siempre suelo agradecer. Su primer relato es impactante y tiene un giro que me pareció interesante. El interés por esta obra no cae en ningún momento. Es cierto que hay unos relatos que me han llegado más que otros. Sin duda, el que más me ha gustado es El regalo, una historia con un final que te deja pensando en cómo puede cambiar tu vida en cuestión de segundos. También resalto las historias de Tom&Helen y Redención en Praga.

Todos los relatos están ilustrados por Iván Llensa, el hijo de Joan.  

Si os gustan los relatos de terror este libro puede ser una buena opción y se lee en dos ratitos.


domingo, 2 de julio de 2017

Qué leo


Sumergida entre estas páginas de Corazón elástico, de Elena Montagud. Creo que va a ser la novela que más me ha gustado de ella. Además, noto una evolución muy grande desde la primera obra que leí de ella. Gracias por escribir con tanto sentimiento.




Por cierto, la portada me encanta. Me parece muy apropiada para esta novela. ¿Y vosotros, qué leéis?