lunes, 25 de septiembre de 2017

Bis, Jorge Gómez Soto; David Fernández Sifres


SINOPSIS: Según entras en la fiesta, ves el cronómetro.
Y en el móvil:
1)      Debes acceder solo.
2)      Si abandonas la fiesta, no puedes volver a entrar.
3)      Diviértete.
Parece fácil cumplirlas.
¿Qué siniestro secretos puede esconder una fiesta?
Dos chicos, dos chicas, una fiesta, música, luces, salas y más salas... Y también secretos, miradas ocultas, confusión... y esa cuenta atrás que no sabes adónde te lleva.
Gracias a internet, Martín y Víctor conocen a Karol y a Alice, dos chicas despampanantes con las que muchos chicos soñarían. Ellas los invitan a una fiesta secreta repleta de emoción y donde el factor sensorial tiene mucha importancia. Pueden acceder a través de un código y con dos minutos de diferencia entre uno y otro. Una vez que entran podrán estar en contacto vía móvil. La fiesta ha comenzado cuando entra el primero de ellos, Víctor. Después de él, llegarán sus amigos. Aunque entran con dos minutos de diferencia, cada una de las chicas logra encontrar a los dos protagonistas. Algo extraño pasa en esa fiesta.

Bis es una novela muy corta, repleta de acción y con mucho misterio. Son cuatro los protagonistas, dos chicos y dos chicas. Está contada en primera persona por parte de Víctor, y por otra parte seguimos a Martín con un narrador omnisciente que lo cuenta en segunda persona. Poco más puedo desvelar de la trama porque sería destapar todo el misterio que encierra esta historia tan bien contada.

Ambos personajes masculinos son muy diferentes entre sí. Mientras que Víctor es audaz, extrovertido, confiado y un poco chulo, Martin es tímido, reflexivo y algo inseguro. Uno decide confiar en las dos chicas que ha conocido a través de las redes, mientras que el otro no lo ve del todo claro. Ambos son amigos desde hace años, mientras que ellas parecen no saber mucho la una de la otra. Eso puede dar una pista de que algo extraño está ocurriendo.

Una de las cosas que más me ha gustado de la novela es que es muy visual. Cada capítulo empieza con una cuenta atrás, un recurso que me parece acertado porque crea más emoción en el lector. Soy de las que piensa que la trama podría dar para una película. El final me ha dejado con muchas ganas de más, quizá porque da para una siguiente historia.

Esta es una historia que deja un mensaje: qué hay de verdad y de mentira en las redes sociales y el peligro que encierran. 

Solo me queda decir que es una novela que se lee en un suspiro y que tiene mucho misterio. Si os gustan este tipo de historias, Bis mantiene el suspense hasta el final.

sábado, 23 de septiembre de 2017

Autores autopublicados

Hola a todos. Hoy os traigo un tema sobre el que llevo varios días pensando a raíz de algunos libros que he leído últimamente en Amazon que colgué en otro día en el blog Forever Young. Desde luego, esta es una opinión muy personal.


Desde hace unos meses vengo observando en algunas publicaciones (afortunadamente las puedo contar con los dedos de una mano) el poco cuidado que algunos escritores autopublicados ponen en las historias de las novelas que publican. Con esto quiero decir que hay autores que publican novelas tal y como las han escrito, sin correcciones ortotipográficas, de estilo y sin dar un acabado redondo a la novela. De esta manera he leído historias con algunos hilos sin resolver, con muchas incongruencias en la trama y con que todos sus personajes hablan de una manera muy parecida. En este sentido no sé si este tipo de publicaciones le valdrían la pena al autor; publicar una novela en estas condiciones podría poner fin a una carrera literaria. O si, por el contrario, no le interesaría más trabajar todos estos inconvenientes, aunque eso supusiera mayor trabajo y un coste añadido. Soy de la opinión que es mejor trabajar un texto. La primera opción, a la larga, supone un mal negocio para el autor y para el lector.

En una de mis últimas lecturas me he encontrado con una historia que tenía mucho potencial, aunque estaba muy poco trabajada. Uno de los puntos fuertes que podría tener esta novela era que enganchaba. El lenguaje fresco que utilizaba la autora con la protagonista podría haber sido otro de sus puntos fuertes, pero la historia me resultaba tan pueril, que hizo que la trama no me resultara para nada creíble. En esta novela encontraba que la autora se sacaba cosas de la manga para resolver ciertos conflictos sin ningún tipo de justificación. Me cuesta entender el nivel de sus buenas críticas. 

No sé si en estos casos el escritor es del todo consciente de que una novela no sólo se sostiene por una historia que es original, también tiene que tener un trabajo de personajes bien diferenciados, unos diálogos elaborados y una trama que vaya resolviendo conflictos (no por arte de magia, como un mago que saca un conejo de una chistera).


Una vez que el autor ha construido una buena trama y ha terminado de escribir la novela, el siguiente paso sería que un lector cero leyera la novela con ojos críticos. Alguien que sea objetivo y que no le regale los oídos. Si pueden ser varios, mucho mejor, varios pares de ojos ven mucho mejor que solo un par. Una visión externa siempre puede aportar mucho más a la historia. En muy contadas ocasiones la primera versión será la buena. Por desgracia, no todos tenemos la capacidad de un Mozart de escribir algo brillante y perfecto a la primera, sin necesidad de rectificar…

Para leer el artículo completo AQUÍ

jueves, 21 de septiembre de 2017

Acero bajo la piel, María José Tirado


SINOPSIS: Sean Redcloud es mitad sioux mitad cherokee, la fiereza de las razas que recorren sus venas unidas a su entrenamiento militar le han convertido en un hombre capaz de enfrentarse a cualquier cosa. Su fama de rudo y eficaz es bien merecida, como su apodo dentro del comando Alfa del Team Six de los SEALs que lidera, Gran Oso. Sean ha demostrado su valía en las situaciones más peligrosas, ha recorrido desiertos, ha atravesado océanos y no tiene miedo a nada, excepto a una cosa. A volver a encontrarse con los ojos azules de la única mujer a la que ha amado en toda su vida, su exmujer, Nicole Howard-Redcloud.
La joven pelirroja, estudiante de farmacia, que le robó el corazón en un bar cuando recién comenzaba a alcanzar su sueño en la marina.
Han pasado casi cuatro años desde la última vez que la vio, cuando una llamada telefónica le advierte de que Jeff Howard, el padre de Nicole, se encuentra al borde de la muerte. Su sentido de la responsabilidad le dice que debe acudir a su lado y acompañarla en ese duro momento, aunque esto suponga exponer su corazón desnudo y correr el riesgo de que las viejas heridas vuelvan a abrirse.
Muy pronto descubrirá que Nicole no le ha perdonado, en absoluto. Pero también que puede correr un grave peligro ya que las lesiones de Jeff parecen deberse a un atentado.
Entonces sabrá que es el único capaz de protegerla y pese a la resistencia y rencor que Nicole siente aún hacia él se encargará de ello, del único modo que sabe hacerlo, al modo SEAL.
La casualidad hizo que Sean y Nicole se conocieran en un bar. Ya en aquel momento, en cuanto la conoció, Sean pensó que Nicole era la mujer de su vida. Aun siendo dos personas de mundos diferentes, se dieron cuenta de que eran almas gemelas. Sean luchó por el amor de Nicole, se casó con ella, para poco después dejarla. Sean pensó que era lo mejor para los dos, pero muy pronto se dio cuenta de que había sido el mayor error de su vida ya que no puede olvidarla. Nicole, por su parte, ha intentado sobreponerse a la ruptura comprometiéndose con un hombre que no tiene nada que ver con ella; sin embargo, también le cuesta olvidar.

Vuelven a reencontrarse años después en unas circunstancias duras para Nicole. Su padre permanece en coma diabético. Sean se implica y necesita saber qué hay detrás de un asunto que no le huele nada bien.

Acero bajo la piel es el segundo libro de la serie Hombres de acero, finalista del premio Titania 2016, aunque se pueden leer independientemente. Es cierto que comparten personajes, pero es más de manera anecdótica. Ambas combinan con mucho acierto una trama de suspense con una romántica.

Al igual que me pasó con Corazones de acero, la trama me atrapó desde la primera página. Nicole es un personaje dulce, pero también valiente y con las ideas muy claras. Trabaja en la empresa farmacéutica de su padre, y todo cuanto ha conseguido ha sido gracias a su tesón y a su buen hacer.

Sean, apodado Gran Oso, mitad sioux mitad cherokee, es un SEAL que adora su trabajo. Es protector, leal y esconde tras una coraza de acero mucha ternura. Aunque ha participado en cientos de misiones, y en todas ha salido victorioso, no sabe aún cómo enfrentarse a Nicole. Es muy bueno en lo que hace, por eso, cuando recibe una llamada del hermano de Nicole, sospecha que alguien ha querido acabar con él. No duda ni un instante en prestar su ayuda a la que ha sido la mujer de su vida.

Esta es una obra que habla de las segundas oportunidades, del poder del perdón para volver a empezar. Ambos saben que jamás debieron separarse, y lo van comprobando a medida que avanza la trama.

Esta novela no sería la misma sin los personajes secundarios. Oscar, el hermano de Nicole, y Wan, el hermano de Sean, se merecen una novela aparte. Pero si hay un personaje que te roba el corazón es Talulah, la abuela de Sean, una mujer que tiene visiones y que hará todo lo posible para que esta pareja vuelva a estar unida.

Si hay algo que me ha gustado de esta novela es poder leer sobre otras culturas. La autora nos muestra ceremonias cherokees y ciertas costumbres de esta tribu. En este aspecto, la labor de documentación es impecable.

El final te deja un sabor un poco agridulce, pero muy coherente con la trama.  

Resumiendo, leer a María José Tirado siempre es un placer, una autora que sabe crear tramas románticas con un toque de suspense. Si os gustan este tipo de historias, yo os recomiendo esta, sin duda.

martes, 19 de septiembre de 2017

Entrevista a Joan Llensa

1 —¿Quién es Joan Llensa?
Joan Llensa es un creador de historias que vive en la tierra de los volcanes, la Garrotxa. Un soñador a quien le gusta inventar historias para distraer los demás y evadirlos de la rutina diaria. Pero ante todo un aprendiz de la vida, un padre a tiempo completo y un creyente en lo increíble.

2 —¿De dónde surgen estos relatos ambientados casi en su totalidad en la zona de la Garrotxa?
Su nacimiento viene directamente relacionado por preguntas del tipo: ¿Y si…? ¿Qué sucedería si…? Cada una de ellas ha surgido de momentos muy diferentes en mi vida. Ya sea por una de las anteriores preguntas como de un simple comentario de un compañero de trabajo, de imaginar que podría suceder si se siguiera cierto camino o decisión.
El hecho de haberlos ambientado en la comarca de la Garrotxa en un principio fue como un acto reivindicativo. Todos estamos acostumbrados en leer o ver películas ambientadas en grandes ciudades y lugares muy conocidos. Pero yo me dije: Joan, ¿por qué no podrían ocurrir cosas extraordinarias aquí al lado?
Y así lo hice. Y me da la sensación de que fue un acierto ya que ahora, alguno de los escenarios de los relatos, se pueden visitar sin problemas.

3 —¿Hay algún relato al que le tengas especial cariño? ¿Por qué?
Es muy difícil (imposible) que me decante por uno. Cada relato tiene ese algo especial que lo hace único con sus propios sentimientos y anécdotas. Aún así, diré dos:
Vecinos Infames lo disfruté mucho. Al tratarse de un cuento clásico de terror y que tiene la chispa originaria en la curiosidad humana, me sentí muy cómodo escribiéndolo.
Yo lo escribiré. Fue otro de los que me encantó escribir. Poder relatar un supuesto fin del mundo ambientándolo en Olot, capital de la comarca, fue una experiencia fantástica. De hecho, éste relato fue uno de los más aclamados y, por petición popular, muy pronto verá la luz la novela basada en el mismo.

4 —Si me tuviera que quedar con algún relato, me quedaría con El regalo. ¿Qué nos puedes decir de él?
El regalo es un relato muy especial para mi. Nació en un momento de mi vida que era todo nuevo debido a que mis hijos eran aún muy pequeños. El hecho de tener que estar a todas horas pendientes de ellos, que cada situación requería de un compromiso total y una conversación con una amiga que me dijo “al fin, éste fin de semana nos vamos solo, sin niños”, me hizo tejer la trama de la historia.
Por supuesto que, de entre toda esta planificación real o que parte de la realidad, se tuerce y entremezcla con lo fantástico. A mi no me gusta decir que son relatos de terror, más bien diría que son inquietantes por que parten de una cotidianeidad que todos conocemos.

5 —¿Cómo fue trabajar con tu hijo en el tema de las ilustraciones?
Lo pasemos genial. Ivan es un niño maravilloso que desde muy pequeño tenía la capacidad de plasmar ideas en dibujos. Me encanta verlo con su bloc de dibujo dando rienda suelta a su imaginación. En un principio surgió como un deseo que formulé en mitad de una tertulia, un simple “Sería muy chulo que Ivan me hiciera algunos dibujos para la antología”, y de allí se me fue metiendo en cada neurona hasta que se lo dije muy serio. Su respuesta fue un “vale” a secas. A partir de ese momento fuimos hablando de qué dibujo sería el más adecuado a cada relato. Y creo que hasta que no tuvo el libro en las manos y pudo ver las ilustraciones en el, no fue realmento consciente de ello. Ahora, cuando menos lo espero me suelta: “¿Papá, quieres que te haga un dibujo para un libro?”

6 —¿Qué dificultades has encontrado a la hora de auto publicar estos relatos?
Si te soy sincero, no me gusta mucho pensar en las dificultades en publicar y demás trampas que existen en este mundillo. Tampoco fui muy consciente de ello hasta que me lancé de cabeza a cumplir mi sueño. Yo me quedo en lo genial que ha sido poder controlar todo el proceso de creación, edición y demás. Que una editorial convencional apueste por uno es muy difícil (por no decir imposible) y auto publicar “Todo lo que no puedes ver”, me ha permitido conocer la reacción de los lectores, abrirme a un círculo más amplio y crecer como autor y persona.
Además, tuve la inmensa suerte de contar con el apoyo de grandes amigos que sí están metidos en el ajo y me han aconsejado y guiado muy bien.

7 —¿Quiénes son tus referentes?
Uno de los que más me remueve es Stephen King, y creo que decir los porqués sería una perdida de tiempo. Desde joven que éste autor me atrapó y ahora soy incapaz de soltarlo.
Edgar Allan Poe no puede faltar. Es un maestro en el manejo de la intensidad, la oscuridad, el miedo… por muchas veces que hayas leído uno de sus relatos, cuando regresas a ellos es como una bofetada en los morros. Un genio.

8 —¿En qué proyectos estás metido ahora?
En septiembre será el lanzamiento de Condenados: El secreto de Iris, mi primera novela crossover juvenil bajo el sello Ediciones Atlantis. Me hace mucha ilusión que esta historia vea la luz y que una editorial me de la oportunidad de publicar en su sello. La historia gira entorno a Iris, una joven que ve la muerte de quienes están cerca de ella y deberá hacer frente a un mundo nuevo que se abrirá a sus ojos plagado de monstruos, magia y fantasía, pero también amor.
Te dejo la sinopsis de Condenados:
“Desde muy pequeña, Iris ha tenido la capacidad de ver a través de los sueños la muerte de quienes la rodean. Se siente culpable ante las muertes que no puede evitar y ahora, tras mudarse a un pequeño pueblo al nordeste de España junto a su desfragmentada familia, tiene la certeza de que la oscuridad viene a por ella. Y cuando la abuela Sión le revela que forma parte de cierto linaje antiguo de mujeres poderosas, Iris se da cuenta de que la realidad no es como imaginaba y de que la muerte no es como muchos dicen.
La vida de Iris está marcada por oscuros secretos, pero quien es capaz de escuchar, mirar y esperar, encuentra entre las sombras resquicios de luz. El resquicio de Iris es alguien que siempre ha estado a su lado intentando guiarla, sin que ella lo notara, y con quien acabará sintiendo un vínculo de auténtico amor.
Esta novela nos muestra que igual que los monstruos nos vigilan en la penumbra, los seres de luz también existen, impulsados por el amor incondicional que viven los protagonistas, un amor capaz de vencer a los monstruos más terribles y de mostrarnos dónde reside la fortaleza interior que convierte nuestra vida en lo que realmente queremos.
Un libro bello y oscuro que pone en escena el milagroso encuentro del cuerpo y el alma gracias a la fuerza del corazón”.

9 —¿Alguna manía a la hora de escribir?
Me gusta hacerlo en silencio. A ser posible a primerísimas horas de la mañana o por la noche, cuando todos duermen. Pero si las ansias me atrapan en la piscina, en la playa o donde sea, no me importa dejar todo y ponerme a crear mundos.

10 —¿Qué motivos darías a los lectores para que lean Todo lo que no puedes ver?
La diversidad de temas, de tramas, de puntos de vista… hace que puedas leerte un relato en un momento y dejar un tiempo hasta el segundo sin miedo a perder el hilo. También puedes leerlos del tirón sin problemas. Son de lectura sencilla y ágil, y están pensados para que una vez termines, tu mente siga pensando en ellos. Lectura entretenida y el descubrimiento de un autor que incluso puede que te guste. Y por qué lleva tiempo en el TOP de Amazon y sigue recibiendo buenas reseñas y opiniones.

Desde aquí te doy las gracias por responder a mis preguntas. Te deseo mucha suerte con tus próximos proyectos.


Mucha gracias a ti, Anabel. Por dar una oportunidad a “Todo lo que no puedes ver”, y a éste nuevo autor.

domingo, 17 de septiembre de 2017

Los Mandible


Prósperos y sofisticados, aunque también disfuncionales, los Mandible esperan la herencia del nonagenario patriarca. Pero como fallece en plena crisis, la lluvia de millones con la que contaban hijos y nietos se disipa en el aire. Y los miembros de esta familia de clase alta se ven envueltos en situaciones para ellos inauditas: Carter, incapaz de afrontar el pago de la residencia de su senil madrastra, se ve obligado a acogerla en su casa; Avery se indigna porque ya no puede permitirse comprar aceite de oliva; su hermana Florence tiene que alojar a familiares que se han quedado sin hogar en su pequeño apartamento; a Nollie, escritora que ha vivido felizmente expatriada en París, no le queda más remedio que regresar a un país que le resulta irreconocible... Sólo la generación más joven, representada por el adolescente Willing, bicho raro y economista autodidacta, es capaz de buscar salidas imaginativas a la crisis.

Los que dicen que el amor mueve el mundo es que no han leído Los Mandible. Una familia: 2029-2047, publicada por Anagrama y escrita por Lionel Shriver, que ya nos dejó a todos boquiabiertos con Tenemos que hablar de Kevin. Esta vez no tenemos que hablar de Kevin sino de economía, de dinero y de bienestar. Imagínense la situación: el dólar se ha derrumbado, la gente ha perdido sus ahorros o no puede disponer de ellos, los padres sacan a sus hijos de las universidades porque no tienen recursos, los salarios son tan bajos que los chinos fabrican en América, no hay suficiente agua para todos, una col en el supermercado vale 30 euros, ha cerrado Amazon y el New York Times, los libros sólo existen en el recuerdo y en las estanterías de algunos nostálgicos, Estados Unidos es mayoritariamente latina y habla español, los más jóvenes no saben escribir sus nombres a mano, y esto por nombrar sólo algunos datos de ese futuro que imagina Shriver y en el que la economía se ha ido al traste y nos ha hecho a casi todos vagabundos de la noche a la mañana. Se ha acabado la clase media, se ha acabado la seguridad. El futuro es un bosque borrado por la niebla. Porque sí, porque lo que realmente mueve el mundo moderno es el dinero.
            Lionel Shriver sabe cómo meter el dedo en la llaga, cómo hacer que la literatura desestabilice al lector, algo así como obligarte a atravesar un puente endeble por encima de un barranco. Y para ello recurre a una distopía en la que imagina un mañana cercano, dentro de doce años, para demostrarnos cómo dependemos del dinero, cómo esta sociedad se lo ha jugado todo a una carta, cómo la economía global –esa que nosotros no controlamos, ésa que se decide en los despachos– no sólo maneja nuestras vidas sino que tiene el poder de destrozárnoslas sin previo aviso. Y conocemos a los Mandible, una familia típicamente anormal que se da cuenta que se van a quedar sin la herencia del Gran Hombre (agente literario, por cierto) después de que el presidente americano, el latino Alvarado, haya decidido reiniciarlo todo y hacer que desaparezcan los ahorros de los ciudadanos. Así de duro. Para sobrevivir, los miembros de la familia acabarán todos bajo el mismo el techo y de esta forma, Los Mandible se convierte en una novela de terror por una razón muy sencilla: porque asistimos a la decadencia del ser humano, a cómo reaccionamos cuando nos quitan la seguridad, cuando lo único que importa es sobrevivir. Y así nace el racismo, el odio, las ganas de eliminar al otro; las rencillas, las angustias y la claustrofobia. Terror en estado puro en el que el monstruo es algo invisible que no se puede controlar: la economía.
            Lionel Shriver vuelve a ponerse el disfraz de narradora mordaz, de crítica irónica, con esa mirada tan suya capaz de ridiculizar al ser humano casi sin quererlo. Su estilo, contundente, con cierto abigarramiento, se pone al servicio de la historia. No hay prisas por contar, no hay ansias por que la trama avance. Se trata de observar, de dejar que los personajes actúen, y eso lo hace de maravilla. Los miembros de la familia Mandible se van definiendo a ellos mismos a medida que van saliendo –o los van echando- de su zona de confort hasta que pierden la cabeza, hasta que se dejan llevar por las pasiones, por las malas. En este libro son especialmente delicados los diálogos, porque a veces pecan de ser demasiado explicativos, como si los propios protagonistas supieran que alguien (el lector) los está escuchando-leyendo y tienen que dejarlo todo claro, clarísimo, para que no se pierdan, para que lo entiendan todo. Es quizás la parte más artificial. No hay de qué preocuparse: su virtuosismo descriptivo, su capacidad para contar los detalles sigue intacta, brilla más que nunca.
            ¿Y si el futuro fuera lo que ha imaginado Shriver? ¿Y si aún estuviéramos a tiempo de hacer algo? ¿Y si por el contrario lo único que nos queda es rezar para que nada cambie o para que todo esto estalle lo más tarde posible? Y todas las respuestas podrían estar en Los Mandible, esta historia sobre una familia en un escenario apocalíptico en el que el dinero es el único dios vivo y la única religión útil. Ya lo he dicho antes: literatura de terror en estado puro porque no hay nada más escalofriante, nada más paralizador que ver en lo que nos estamos convirtiendo y sospechar que nada se puede hacer por cambiar. Una novela sobre la ansiedad y la inestabilidad, sobre el infierno que supone no saber qué nos traerá el futuro (económicamente), sobre dejarnos desnudos en la jungla. ¿Podré vivir? ¿Tendré pensiones? ¿Y si me quedo sin nada? Lionel Shriver lo ha vuelto a hacer. ¿El qué? Dejarnos boquiabiertos, diseccionar lo que somos, quitarnos el aire en mitad de la lectura. Y nos enfrenta a un mundo, el que estamos construyendo, que vive un nuevo crack del 29.

sábado, 16 de septiembre de 2017

El color de los ángeles


Murillo, el más famoso pintor de ángeles, se ve envuelto en una oscura trama en la turbulenta, y a la vez devota Sevilla del siglo XVII Un día de enero de 1682 Bartolomé Esteban Murillo cae desde el andamio en elque pinta un cuadro. Obligado al reposo, se refugia en el recuerdo de su vida remontándose a su niñez y adolescencia en la aún poderosa Sevilla, ciudad que poco a poco entrará en su decadencia, asolada por las riadas del Guadalquivir o por epidemias como la de la peste en la que el pintor pierde a tres de sus hijos. Una Sevilla devota y lujuriosa, que se disfraza de la falsa alegoría de su glorioso pasado. Murillo, pintor de Inmaculadas, santos y milagros, también será el favorito de acaudalados mercaderes y aristócratas caprichosos. El mejor pintor de ángeles que se verá envuelto en un turbio asunto que descubre el lado lúbrico y secreto de una Sevilla contradictoria.

La talentosa Eva Díaz Pérez ha escrito este libro con colores. Con el negro ala de mosca, el rojo herida de santo, el blanco muerto, el azul de ultramar, el carmín de Indias y, cómo no, con el rosa carne de ángeles. Un banquete para los ojos, una avalancha de estímulos. La última novela de esta periodista y escritora se acerca a la figura del gran Bartolomé Esteban Murillo, el pintor sevillano del que este año se conmemora el cuarto centenario de su nacimiento (1617), para contarnos no sólo cómo revolucionó la pintura y cuál fue la fascinación que despertó entre sus coetáneos sino para darnos a conocer al hombre tras el artista, para acompañarnos de la mano en un tranquilo paseo por la Sevilla de la época, por las miserias y las bellezas de la que había sido la ciudad más importante del mundo. Y en este minucioso retrato cabe todo, sus gentes y sus supersticiones, sus vírgenes y sus pecadores, la lujuria y la devoción, los olores, la comida y, sobre todo, la luz que entra a raudales por entre las páginas. Recomienda el protagonista en un capítulo a sus discípulos: “Pintad el aire. Pintad el instante. Pintad el silencio”. Algo así hace también la autora en la novela El color de los ángeles, publicada por Planeta y llamada a convertirse una guía imprescindible sobre el genial pintor y su tiempo. Ella contagia el ambiente, ella cuenta la magia.
            Arranca la narración con un Murillo entrado en años, con la vista cada vez más incierta, con las manos cada vez más inseguras que, tras subirse a un andamio para pintar Los desposorios de Santa Catalina, cae y se ve obligado a permanecer en la cama, temiéndose lo peor: la muerte. Es este reposo el que lo lleva a recordar, a hacer balance, a fantasear sobre su vida y sus muchas muertes –las de sus hijos, su esposa-. Piensa en sus grandes obras y en sus grandes momentos, en los duros años de la peste, en las gentes que ha conocido, Velázquez, Miguel de Mañara o Juan Rana, y, sobre todo, en el papel de la pintura. Y ojo, porque tenemos aquí uno de los cimientos de la novela: las reflexiones sobre el arte, sobre sus responsabilidades y sus valentías, sobre su afán de inmortalizar lo mortal, sobre esa tendencia a embellecer lo feo y a denunciar lo triste. Y se van abriendo en la novela ventanas intelectualmente estimulantes, debates interesantísimos sobre la pintura, sobre su deber y su verdad. Hay escenas de gran ternura como las de su mujer, Beatriz, que, tras perder a sus tres hijos, se pasea por Sevilla buscando los cuadros en los que su marido pintó la cara de sus pequeños. ¿No es ése la intención última de cualquier artista, hacer eterno lo que no dura? Y Eva Díaz Pérez se siente como pez en el agua ante tales debates porque los aborda desde su conocimiento, desde su indiscutible lucidez. Y se preocupa de poner en valor su legado, de repetirnos que parte de la imagen que tenemos del Siglo de Oro es gracias a él, a sus lienzos con los pícaros y los niños mendigos.
            El color de los ángeles suena a otra época, tiene la virtud de transportarnos. Es verosímil porque somos capaces de ver-creer-sentir que caminamos junto a Murillo bajo esa luz y esos colores, que entendemos al artista, que nos asomamos a esa ciudad devastada por la peste que se va avanzando hacia su decadencia. Consigue este (hiper)realismo gracias a un estilo que tiende a lo poético, que se deja contagiar de lo barroco y de los claroscuros, y gracias también a la precisión de la autora a la hora de dibujar los escenarios. Eva Díaz Pérez sabe, y sabe tanto que lo cuenta con exhaustividad. Ella es generosa en detalles y en pequeñeces, en los matices. La novela, por otra parte, no tiene una estructura narrativa al uso; es decir, no hay un desarrollo cronológico de unos hechos. Son más bien capítulos sueltos que a modo de pinceladas va conformando un paisaje, van ayudándonos a entender al artista y su mundo.
            El color de los ángeles viene a humanizar la figura de Murillo, a enseñarnos el hombre que (sobre)vivía detrás del artista, a ponernos en valor su trabajo, su perfeccionismo, su aportación a la pintura. La autora comparte su sabiduría y nos lo cuenta con ternura y cercanía, con cierto carácter didáctico, señalándonos con el dedo lo fascinante, lo importante, lo curioso. Nos enseña los mercados del arte y la devoción, nos enseña esa ciudad fascinante y contradictoria, nos enseña el valor de la pintura. Y el lector sólo tiene que dejarse llevar, que disfrutar, que asentir. Porque ¿quién no necesita una guía como ella, como Eva Díaz Pérez? 

Los cinco y yo


Toni siente que es un escritor que no escribe y un profesor que no enseña. Creció leyendo las aventuras de Los Cinco escritas por Enid Blyton, unos libros que le proporcionaban lo que la España de los años previos e inmediatamente posteriores a la muerte de Franco era incapaz de ofrecerle: diversión sin vigilancia, libertad de movimientos y cerveza de jengibre, es decir, el mundo sin límites que requería la intensidad vital de su transición a la adolescencia. A lo largo de esta novela, aquellos personajes a los que Toni tanto envidió de niño parecen convertirse en seres de carne y hueso como él, que sufre el proceso inverso y termina siendo lo que siempre deseó, uno más de ellos. Los Cinco y yo es una novela arrebatadoramente original que unas veces se disfraza de memorias de infancia y otras de inquietante ficción de denuncia para pasar de la anécdota a la sátira y de esta a una teoría personal de la narración.

Y de repente, una rara avis, un ejemplar que no sabemos dónde encuadrar, cómo nombrar y cuál es su comportamiento. Sí, una rara avis que tiene a todos los curiosos observando fijamente, con una mano en la barbilla, una suerte de experimento literario, una investigación (sin disimulo) de las ficciones de yo, de eso tan popular últimamente de contar la historia –y las miserias, y los deseos, y los recuerdos– de uno mismo para conformar la propia identidad ante el otro, en este caso, ante el lector. Una experiencia nueva también para los que estamos al otro lado porque el autor se pasea por un terreno desconocido y fascinante donde caben las ficciones grandes y pequeñas, el presente y el pasado, las reflexiones literarias y, cómo no, las ganas de innovar, de divertir, de hacer de esto de la lectura una aventura. Hablamos de la estimulante Los cinco y yo, la peculiar autoficción de Antonio Orejudo que ha publicado Tusquets y en la que, a partir de la popular serie juvenil de Enid Blyton, reflexiona sobre su generación, la de los que nacieron en los sesenta, sobre cómo han crecido, cómo están y cuál ha sido su papel en la Historia, pero con un objetivo concreto: reivindicar la literatura como entretenimiento.
            Las aventuras de los cinco marcaron a los últimos niños del Franquismo, esos que envidiaban los veranos, los tesoros y las persecuciones de ese grupo de jovencitos (y su perro Tim) que parecían vivir en un mundo cuajado de misterios por resolver, de malos por atrapar. Y a partir de aquí, del zarandeo a la imaginación que supuso leer esas novelas, el autor-narrador construye, de una forma aparentemente espontánea, anárquica y libre, una autoficción personal, literaria, real, imaginaria, seria y gamberra, triste y esperanzada, todo en uno. Un texto con múltiples caras, como un tejido narrativo tornasolado que va cambiando a medida que se lee. Y lo que podría haber quedado como un pastiche, funciona. Sí, señores. Su continuo vaivén entre todas esas ficciones del yo resulta interesante y fresco, casi vivo, saliéndose continuamente del molde, explorando los límites en cada página. Hay personajes reales presentando libros que no se han escrito, hay congresos que podrían existir con potentes que nunca dirían lo que dicen, hay recuerdos que no sabremos si se han vivido y opiniones que son las de ese narrador sobre el que se parapeta el autor. Y todo está empapado por la literatura, como un esqueleto que va enderezando el libro y que sirve para el Antonio Orejudo-Narrador hable sobre la literatura, sobre sus logros y sus decepciones, sobre los terreros que querría explorar y que no se atreve, sobre el cambiante panorama editorial. Ay, ojalá algún día escriba ese Elogio a la mediocridad, sobre la gente gris, los normales.
            Tiene la prosa del señor Orejudo algo que parece salir directamente de los labios. Sí, arraigado en la narración oral, su estilo es sencillo, claro, directo, extrañamente eficaz. Prefiere prescindir de excesivo boato. Y esa naturalidad sirve para hablar de los libros y la vida, del sexo, el amor y las infidelidades, de los logros y los fracasos, de lo que podía haber sido y de lo que finalmente fue. Lo importante es hablar de la literatura desde la literatura, una suerte de metaliteratura irónica, mordaz, sin demasiadas vergüenzas. No en vano, la novela empieza con la presentación de una novela ficticia, After five, en el que nos cuentan cómo han crecido los protagonistas de los cinco, cómo afrontan la madurez y cómo se enfrentan a los nuevos misterios. Y desde ahí, ya todo es un diálogo entre textos y épocas que sirve para hablar del propio narrador, pero también de esa generación, la última nacida en el Franquismo, la que ahora está instalada en los cincuenta años, ésa que no sabe muy bien qué papel jugó en la Historia: demasiados jóvenes para aportar algo en la Transición y demasiado acomodados para capitanear el 15-M. A la muerte de Franco, “los que se hicieron con las riendas del país tenían entonces la edad de Cristo. Nosotros, que acabábamos de cumplir diez, once o doce años, teníamos la edad de Los Cinco”, escribe.
             Antonio Orejudo es como esa ráfaga de aire que todos agradecemos en plena ola de calor. Leerlo estimula, refresca, provoca un extraño cosquilleo bajo la piel por su forma de abordar la narración, por su idea al levantar este edificio literario. La amalgama de temas, de propuestas y de ficciones responden al final a un mismo propósito, el de reivindicar la literatura como entretenimiento. No se asusten por el título. Los cinco y yo no es una excusa para hablar de uno mismo e hinchar el ego del narrador-autor, es sólo una vía para hablar de otras cosas, para reflexionar sobre la vida y las letras, sobre cualquier tema que nos importe. Sobre lo que somos o sobre lo que creemos que somos. 

jueves, 14 de septiembre de 2017

Forever Young


Hola a todos. Hoy os presento un nuevo proyecto en el que podréis encontrarme: Forever Young. Olga Salar y yo hemos puesto en marcha una web, donde también tienen cabida quienes tengan algo que aportar a este proyectp. Se trata de un nuevo espacio para compartir nuestras inquietudes como mujeres, madres y amigas. ¿Te unes? Os dejo el último artículo que he subido, consejos para presentarse a un concurso literario.

Presentarse a un concurso literario es una buena opción para conseguir que lean tu obra. En muchas ocasiones la recepción de manuscritos está cerrada porque tienen cubierto un plan editorial, pero siempre puede haber un hueco para una obra premiada. Ya no solo le da prestigio a la editorial, también te aseguras de que van a leer tu novela. Porque aquí sí que puedo asegurar de que todas las obras presentadas se leen. Sin embargo, antes de enviarla creo que es importante que tengas en cuenta una serie de aspectos:



1—. Cuando se convoca un concurso el jurado suele tener muy poco tiempo para leer, por lo tanto asegúrate de que envías tu obra al indicado para que a la primera de cambio no la rechacen. Parece obvio lo que comento, pero no envíes tu novela de ciencia ficción a un concurso de poesía pensando que tienes una historia muy buena y que cuando te la lean la van a publicar. Automáticamente va a ser rechazada e irá a la papelera.


2—. Es posible que también aspires a presentar tu novela un premio importante como, por ejemplo, el Planeta. Hay que ser ante todo realistas. Una editorial es un negocio y quiere sacar rentabilidad de la obra que va a publicar. Por lo tanto, la novela ganadora será de alguien con mucha trayectoria a sus espaldas, y en la mayoría de las veces de autores que hayan publicado con la editorial. Eso sí, puedes estar entre los finalistas y que la editorial se reserve el derecho de publicarla. Sin embargo, estar entre los finalistas puede ser una patata caliente, porque tengo que decir que en raras ocasiones se publican estas novelas. La editorial te concede el honor de estar entre los finalistas para hacer una gran fiesta a la que estás invitado, pero no se compromete a nada más. Llegados a este punto, tu novela tiene las puertas cerradas en todos los sellos de esta editorial, que no son pocos. Yo aconsejo que presentes tu obra a concursos de menos cuantía económica, porque siempre tendrás más opciones de llegar a la final. Así que piensa si te compensa presentar un texto a un premio tan prestigioso como el Planeta...

Si queréis leer el artículo entero os dejo el enlace AQUÍ

martes, 12 de septiembre de 2017

Corazón elástico, Elena Montagud


SINOPSIS: Blanca es una abogada capaz y decidida, una amante experta que disfruta de una activa y variada vida sexual, una mujer moderna que no quiere compromisos ni ataduras.
Pero hay alguien a quien no ha conseguido olvidar: Adrián, su mejor y único amigo en la adolescencia, el joven a quien entregó su virginidad y con quien vivió un primer amor sensual e inesperado, el chico que le falló y al que ha intentado desterrar de su mente con innumerables ligues de una noche.
Ahora ha llegado la hora de enfrentarse al pasado, al pueblo agobiante del que huyó años atrás y, tal vez también, al hombre que a pesar de todo sigue convirtiendo sus sueños en fantasías eróticas de alto voltaje.
Una novela sobre el hechizo del primer amor: ese chico tan especial que sigue haciéndote vibrar de placer muchos años después.
En cuanto Blanca tiene oportunidad, abandona su pueblo y se traslada a Valencia, no solo para estudiar una carrera, también para reinventarse a sí misma. Es entonces cuando se coloca una coraza. Es una mujer que tiene las ideas muy claras con respecto a los hombres: no desea ningún tipo de compromiso, solo quiere sexo que no implique más de dos o tres citas. Ella se muestra desde un principio como una mujer independiente y no necesita a ningún hombre para ser feliz. Sin embargo, después de años sin aparecer por su pueblo, se encuentra de nuevo con su pasado. Adrián es algo más que un asunto que quedó pendiente. Aunque Blanca crea que ha superado su historia con Adrián, poco a poco se dará cuenta de que sus sentimientos hacia él son más fuertes de lo que pensaba.

No es la primera novela que leo de esta autora, y lo primero que tengo que decir es que he notado una evolución en su manera de narrar, algo que me ha sorprendido para bien. Elena es una autora que siempre me ha gustado, no solo por su originalidad, sino porque suele mezclar en sus novelas románticas algún detalle de misterio. También tengo que resaltar de esta novela la sensibilidad con que trata la autora un tema tan delicado como el bullying. Es una historia realista, que por desgracia ocurre más veces de las que nos gustaría. Antes se decía que eran cosas de niños, pero lo que sufre Blanca en su época de instituto no son solo bromas sin importancia.

A medida que iba leyendo, había detalles que me llevaron a mi época de instituto. Si bien yo no sufrí bullying, sí que fui la rarita, la que no pasaba por el aro en según qué temas. Puede que por este motivo me sintiera en muchas ocasiones identificada con Blanca. Ha sabido plasmar situaciones duras, pero sin recrearse en ellas más de lo necesario.

La atracción de los dos protagonistas es evidente desde el inicio de su relación, aunque Blanca no es muy consciente de ello. También es cierto que Adrián no se lo pondrá fácil. Blanca es la marginada del instituto y Adrián es uno de los chicos populares. Además, él toca la guitarra y eso le hace sumar puntos entre el grupo de chicas que atormentan a Blanca. Parece que no tienen nada en común. Sin embargo, cuando quedan a solas, la magia aparece.

Hay otro elemento importante que también me gustaría resaltar: el perdón. No solo con aquellos que nos han hecho daño, sino también con uno mismo. A veces Blanca se aferra a ese pasado doloroso para justificar según qué acciones. Esto hace que sea un personaje con muchas aristas, y en ocasiones sea difícil. Y es esto precisamente lo que me gusta de ella, no es una protagonista amable. No son pocas las novelas en las que nos encontramos con protagonistas atormentados y con un pasado doloroso. En esta ocasión es ella quien se muestra reticente a avanzar en su relación con los hombres.
Por último, Elena se mueve muy bien en las escenas de sexo. Bien es cierto que no hay muchas, pero las que hay son muy eróticas e intensas.

En resumen, Corazón elástico es una novela con mucha pasión, pero también con dosis de realidad que nos hará pensar cómo nos comportamos con los más débiles. Si os gustan las novelas en las que hay algo más que sexo y pasión os recomiendo, sin duda, esta historia.

jueves, 7 de septiembre de 2017

Dime que no es un sueño

Hola a todos. Hace unos días regresé de vacaciones. Este año he decidido desconectar del todo, ya que desde que empecé a escribir, hace doce años, no me tomaba un descanso. El lunes regreso al blog con nuevas reseñas y entrevistas a autores. 

Hoy sale a la venta en todas las plataformas digitales mi última novela: Dime que no es un sueño, en la una parte de la historia está basada en hechos reales. Me decidí a escribirla como excusa para narrar un hecho histórico que sucedió en Mallorca en 1687, en Palma de Mallorca, o como ellos la llamaban, Ciutat. Con esta novela he vuelto a salir de mi zona de confort y me he atrevido con una novela histórica. Solo espero, que si le dais una oportunidad, la disfrutéis como yo cuando la escribí. Por mi parte decir que estoy muy orgullosa con el resultado. También decir que fue  Finalista del V Premio Internacional HQÑ.


Podéis encontrarla en Amazon (AQUÍ)

Sinopsis: Cuando el amor verdadero llega a tu vida ni la muerte podrá arrebatártelo. 
En la isla de Mallorca, durante la segunda mitad del siglo XVII, Isabel nace en trágicas circunstancias una noche de luna nueva asistida por Biel, un jovencísimo aprendiz de médico, judío en una época marcada por la intolerancia, bajo la amenaza de una maldición que determinará sus vidas.
En la actualidad, Isabella es una joven profesora de lengua y literatura en un instituto de secundaria de Valencia que está tratando de superar la desaparición de su marido en África. A los intentos de rehacer su vida, se suma el desconcierto ante unos sueños recurrentes con un misterioso amante, a quien nunca ha visto, ambientados en una época y lugar que no reconoce.
La historia de ambas mujeres se desgrana en capítulos alternos, dos tramas que confluirán en una sola.
Parte de esta novela está basada en hechos reales.




martes, 5 de septiembre de 2017

Una mujer desposeída


Muchas vidas cambiaron para siempre cuando el subcontinente indio fue oficialmente separado en dos países: India y Pakistán. Una viuda de trece años que encara el futuro cuando su marido es dado por muerto; una madre primeriza retenida en el lado equivocado de la frontera; una criada ambiciosa que seduce tanto a su señor como a su señora; una joven prostituta que planifica en silencio su venganza... Atrapadas en un mundo de fronteras movedizas exóticamente lejano pero a la vez peligrosamente parecido al nuestro, las vidas de los personajes de estos doce relatos se entrecruzan bajo la mirada profunda, irónica y perturbadora de Shobha Rao, que sigue las huellas de grandes cuentistas como Lucia Berlin o Jhumpa Lahiri.


Un poco de Historia (vergonzosa y vergonzante): en 1947, el ocaso del Imperio Británico desembocó en la formación de dos nuevos estados soberanos, la India y Pakistán, la primera un gobierno laico con mayoría hindú y la segunda, una república islámica con mayoría musulmana. Es lo que se conoce como la Partición. La frontera entre los dos países (la Línea Radcliffe) se hizo con tantas prisas que muchas personas, por sus creencias, por su religión, quedaron atrapadas en el lado equivocado. Un solo dato (vergonzoso, vergonzante): en esos años, fueron raptadas –y por ende, violadas, humilladas, vejadas– 50.000 mujeres musulmanas en la India y 33.000 indias en Pakistán. Muchas de estas mujeres eran después devueltas a sus hogares, pero nadie las acogía porque estaban mancilladas. Otros eran asesinadas. La India reguló el regreso de estas mujeres con la Ley de Recuperación y Restitución de Personas Secuestradas. Éste es el terrible escenario de Una mujer desposeída, una de las últimas apuestas de la editorial Alfaguara, escrito por la escritora Shobha Rao: una colección de relatos que nace de la intención de hacer un poco de justicia a estas mujeres, de reconocer y conocer sus martirios, de hacer que el lector se abochorne de la brutalidad de la que, a veces, es capaz el ser humano.
            Lo dice la propia autora, de origen indio aunque criada en Estados Unidos: éste es uno de los acontecimientos más ignominiosos (más inmorales, más despreciables) de la historia de su país. Y yo añado que de la historia reciente de la Humanidad. Qué fríos son los números -50.000, 33.000, como si esas cifran no dijeran nada, no conmovieran a nadie-. Pues para quitarles esta distancia, Shobha Rao le pone voz, cuerpo y sentimientos a algunas de estas mujeres que, a uno u otro lado de Línea Radcliffe, se enfrentaron a situaciones terribles, vivieron el horror en su piel, se vieron obligadas a tomar decisiones extremas. Todos los cuentos están ambientados en esta época y bajo esta circunstancia, y todos están protagonizados por mujeres listas, valientes y menospreciadas. En las palabras de la narradora están la impotencia y la vulnerabilidad, las ganas de supervivencia y las ganas de rendirse, la amenaza constante, el peligro por todos lados, como si nos dijera qué difícil es ser mujer a veces. Por ejemplo, conocemos a la que se casó con trece años y pensó que se había quedado viuda a los quince (por desgracia, no); la que quería ser un hombre, la que vendía su cuerpo por dinero o la que no podía ni siquiera estar enamorada. Y como denominador común, la desgracia íntima, el naufragio exterior e interior.
            Se nota que a Shobha Rao le duele el tema y le duelen sus protagonistas, por eso lo escribe todo con una delicadeza indiscutible. Su voz, como un susurro, va dejándonos muestras del horror, de la barbarie, de la indefensión. Su voz no necesita gritos para contar, para trasladarnos el infinito dolor de estas mujeres. Ojo a su prosa: exquisita y precisa, con un gusto por los detalles, por los pequeños gestos, por los colores vivos y los cuerpos bellos. Sus cuentos manejan muy bien la elipsis: la autora sabe cortar, como si fuera igual de importante lo que se dice que lo se calla. Ella sabe cogernos de la mano y hacer que la acompañemos en esa dura travesía. Es la verdad, no imagino mejor portavoz para estas mujeres que Shobha Rao.
            La mujer desposeída es un aullido, una herida abierta, una caída de rodillas. Shobha Rao, que recuerda a mi admirada Jhumpa Lahiri, cuenta la historia de estas mujeres para restablecerles algo de la dignidad robada, para que esa pérdida no quede en nada, en el olvido. ¿Y si contarlo pudiera devolverles algo a estas mujeres desposeídas? ¿Y si pudiéramos hacerles justicia de alguna forma? Posiblemente no, pero estos cuentos sirven de denuncia, de zarandeo de conciencias, de un tremendo mazazo: “¿De verdad el mundo es así, de verdad pasaron estas cosas? Pues sí y la literatura hace que los números no sean sólo números. La literatura, a veces, duele, escuece. Y después, cura. 

Vida con estrella


Cosida en la chaqueta, justo sobre el corazón, tal y como dictan las normas en una Praga ocupada por los nazis, una estrella convierte a Josef Roubíček en un forastero en su propia ciudad. Él, que era un tipo tan normal e inofensivo que resultaba casi anodino, se ve obligado ahora a esconderse en una buhardilla de las afueras con la única compañía de un gato, a trabajar como sepulturero en el cementerio y a mantenerse alejado de ciertas calles. Aparentemente destinado al transporte a los campos de exterminio, su vida se centrará a partir de entonces en la supervivencia y en las cosas sorprendentemente pequeñas —una cebolla, un libro, un amor perdido— a las que se aferra para perseverar. Vida con estrella es, ante todo, una fábula conmovedora e inquietante sobre la dignidad que nos demuestra que sobrevivir contra toda probabilidad es el mayor acto de resistencia que se puede concebir.

Hay algo peor que el horror y no es otra cosa que la amenaza del horror. Hay algo más grande que el dolor, que el sufrimiento o que la humillación y es imaginarse esos dolores, esos sufrimientos y esas humillaciones, esperarlos con el alma agarrotada, no saber en qué día, en qué hora, en qué momento llegarán. Pero tener la certeza de que llegarán. No hay marcha atrás: la vida ha empezado a cambiar hacia algo infinitamente peor. Así, en este sórdido escenario, (sobre)vive el protagonista de la novela que reseñamos hoy, Vida con estrella, del autor judío Jiri Weil y publicada por la valiente editorial Impedimenta y en la que volvemos a Praga de los años de la ocupación nazi para mostrarnos una perspectiva diferente, quizás olvidada, la de los judíos que se quedaron en las ciudades, cada vez más oprimidos, más empobrecidos, esperando el destino. Su destino. Una novela de una sensibilidad extraordinaria sobre la soledad y los muchos miedos, sobre bajar la cabeza y arrastrar los pies, sobre el desgaste emocional de un hombre sin esperanza y sin futuro, sobre eso tan terrible de esperar lo peor.
            El optimismo del título es sólo un espejismo. La única estrella que tienen las vidas de los protagonistas es la que llevan cosida al pecho, una bien grande, amarilla y en la que se puede leer ‘Jude’, que los marca como parias y que hacen que los señalen con el dedo, que no puedan caminar por algunas calles y avenidas, que deban subirse en el último vagón del tranvía o que tengan toques de queda. Ellos, los judíos, se han quedado desposeídos de sus derechos como ciudadanos y de todas sus propiedades; de hecho, Josef Roubicek, el personaje principal, se dedica a quemar o a romper sus pertenencias para que no se las quede el gobierno nazi. Eso le reconforta más que entregarlas, son sus pequeñas muestras de rebeldía. Y así sobrevive este hombre, empobrecido, casi sin comer, obligado a trabajar en un cementerio y agobiado por los recuerdos de su amada, que intentó convencerlo para huir. Lo único que lo salvan son los pequeños placeres cotidianos –un café, un rayo de sol, una palabra-, las atenciones de un gato callejero, las conversaciones imaginarias, la victoria de un día más vivo. Y así es su rutina, cada vez más estrecha, más oscura; y él descubre que es un ser miedoso: “por miedo los hombres son capaces de hacer cualquier cosa que se les ordene, hasta conducir a sus hermanos a la muerte”.
            Jiri Weil prescinde de los horrores, de la sangre o de las brutalidades explícitas. Aquí no tenemos campos de concentración ni torturas, ni tampoco ejecuciones. Es todo mucho más sutil e igual de terrible: un mosaico de la vida cotidiana de quienes saben qué esperar, de los que no saben si merece la pena luchar. No hay escapatoria, no hay esperanza. Y para contarnos esta historia de desconsuelo, de abnegación utiliza un estilo dulce y preciosista, de una prosa impecable –qué bien trabajo también el de la traductora, Patricia Gonzalo de Jesús- y de un gusto exquisito por los detalles, por mostrarnos esos pequeños gestos, esas derrotas invisibles. Fíjense, que tras su publicación, en 1949, esta novela no gustó porque la consideraban derrotista.
            Vida con estrella se levanta sobre la amenaza del terror, sobre esa angustiosa espera del sufrimiento, del dolor de los que viven bajo la opresión nazi. ¿Cuándo vendrán? ¿Me matarán? ¿Adónde me llevarán, a uno de esos barcos que llevan a alta mar y los dejan que se hundan? Y mientras tanto, la vida se desmorona, el pasado se desmorona y hasta la propia rebeldía se desmorona. Es un personaje que se va debilitando, que va perdiendo su esencia: él convertido en un extraño en su propia ciudad. Y es un magnífico retrato de ese espanto nazi, pero desde un punto de vista menos llamativo quizás, pero igual de conmovedor. Autores de primera línea, como los Philip Roth o Arthur Miller, se muestran apasionados con esta novela. Y ahora que lo pienso, quizás el optimismo del título no sea sólo un espejismo sino una victoria. ¿Qué mayor acto de rebeldía puede haber para estos judíos que seguir vivos, que sobrevivir? Ninguno. 

lunes, 4 de septiembre de 2017

Los prisioneros del paraíso


Praga, 10 de agosto de 1942. Hans Krasa, compositor y director de orquesta checo de origen judío, es arrestado por las SS y enviado al campo de concentración de Theresienstadt. Tenía 42 años. Junto a él, son confinados los compositores Gideon Klein, Pavel Haas y Viktor Ullmann, y un buen número de músicos y cantantes. Los mandos nazis, encabezados por Adolf Eichmann, quieren convertir a Theresienstadt en el campo modelo donde mostrar al mundo que a los judíos no sólo no se les extermina sino que se les permite mantener una vida cultural intensa y componer e interpretar música al más alto nivel. Hans Krasa y sus compañeros, que no se engañan sobre el destino que les espera, aceptan el juego diabólico que proponen los nazis con el objetivo de sobrevivir. La música como única forma de evitar el envío al campo de exterminio de Auschwitz y de hermanar a la humanidad condenada. Junto a todos ellos, otro personaje protagoniza esta novela: Elisabeth von Leuenberg, de origen noble y una de las científicas más prominentes de la Alemania nazi.

Ya hemos perdido la cuenta de las veces que el arte nos ha salvado de la tristeza, de las veces que la belleza, la genialidad y el talento han hecho del mundo un lugar mejor, más amable y, por supuesto, más estimulante. ¿Qué sería del hombre –y de la mujer, claro- sin la creación artística, qué seríamos como sociedad? El arte tiene un poder indiscutible: el de elevar el alma humana, el de sacarnos lo mejor, de salvarnos la vida. Y de eso vamos a hablar hoy –de salvar vidas, literalmente- con la novela Los prisioneros del paraíso, publicada por Galaxia Gutenberg y escrito por Xavier Güell, en la que nos narra la historia de un grupo de músicos encerrados en un campo de concentración nazi que consiguen sobrevivir gracias a la cultura, gracias a estimular artísticamente a los presos. Se basa en una historia real –la vida a veces tiene milagros así- en la que se unen dos conceptos en principio antagónicos: el arte y la muerte, el arte y la inhumanidad.
            Estamos en 1942. Las SS detienen en Praga al compositor y director de orquesta checo de origen judío Hans Krasa y a un buen puñado de músicos y los encierran en Theresienstadt, uno de los muchos campos de concentración de los nazis. Los protagonistas lo tiene claro: lo único importante es sobrevivir y para eso hay que agarrarse al arte, a la cultura. Y la música les da la respuesta. A pesar del hambre, del hacinamiento y de la humillación, un grupo de compositores y músicos deciden poner en marcha un proyecto musical en el que están involucrados los presos y también los niños. Un trozo de paraíso dentro del infierno. Se preguntarán ustedes por qué dieron el visto bueno los gobernantes alemanes al proyecto, qué sacaban de todo esto. Pues muy fácil: la comunidad internacional estaba ya pendiente de esos campos de concentración y los nazis querían dar una buena imagen, querían demostrarle al mundo que allí todo era idílico, legal y lógico. Y así se forma el milagro: la música salva a unos hombres de la barbarie, de la muerte. Lo más impactante de todo es que está basado en hecho reales, aunque uno de los protagonistas es una invención, que sirve para trabajar la estructura del misterio, de la acción y la intriga.
            Xavier Güell, director de orquesta, firma esta historia tan potente, tan reveladora sobre los horrores del fascismo. No se asusten, no piensen: "Oh, Dios mío, otra novela más sobre los nazis, qué cansado estoy". No se dejen lastrar por eso, porque la historia va mucho más allá de ese capítulo horrendo de la Historia reciente: es sobre hombres que no se rinden, sobre gente que tiene claro que el arte dignifica el alma humana, que ante el dolor, el sufrimiento y el hambre, queda el deleite de los sentidos. Es un homenaje a la superación. Su estructura es sencilla –con elementos cercanos al thriller, con sus guiños al amor- y su estilo tiende a lo poético, a contar las cosas desde un lugar a veces cercano, a veces rimbombante. Da igual. Güell sabe que tiene entre manos una historia que se sostiene sola y él sabe trenzar los mimbres para que quede una narración efectiva.
            Los prisioneros del paraíso es como ver crecer una flor en el desierto. Y entonces, uno tiene que hacer un esfuerzo por entender el mundo, por comprender que a veces la belleza surge en medio de la nada, entre la crueldad. Esta historia, inspirada en hechos reales, les recuerda a los lectores la grandeza del ser humano, su capacidad de supervivencia, de soportar lo insoportable. Y a esto también ayuda la literatura. Lo doloroso tiene algo de redención si se cuenta con gusto, con ternura. Donde hay arte siempre hay un trozo de paraíso.